Descubriendo Alandroal


Siempre hay un buen motivo para viajar a Portugal, y sin ir demasiado lejos la Raya esconde grandes tesoros. En esta ocasión decidimos conocer Alandroal, un pueblo del Alentejo por el que merece la pena pasear, lleno de historia, tranquilidad y buena gastronomía.

Os recomiendo visitar el castillo, dar un paseo por la muralla mientras se disfruta de las vistas  y si coincide que la Iglesia Matriz, adosada a la torre del homenaje,  se encuentra abierta podéis visitarla, en nuestro caso estaba cerrada pero aun así el paseo mereció la pena.


Después de una buena caminata y al llegar la hora de comer, nada mejor que pedir un cocido alentejano típico de la zona, para los que les encanta el cocido, como es mi caso, será todo un acierto. Os recomiendo ir al restaurante Adega Dos Ramlhos tienen muy buena relación calidad precio y son muy atentos en el servicio, para finalizar un café portugués y un chupito de Amarguinha (típico licor portugués de almendras) harán que la comida sea perfecta.


Breve historia

El origen del nombre Alandroal se debe a la antigua existencia en el municipio de numerosas matas de alandros (Adelfas). Su fundación data de 1298, en el reinado de D. Dinis, por la Orden de Avis.  Alandroal fue elevado a la categoría de villa en 1486, por la foral atribuida por Don Joao II. Más tarde refrendado por D. Manuel I. Por aquel tiempo solo tenía como freguesia a Nossa Senhora da Conceição.

En el siglo XIX Alandroal fue anexionado a los territorios de los antiguos municipios de Terena y Juromenha.




Qué ver en Alandroal

Partiendo del centro dominado por el castillo, obra cristiana, fundada por la orden de Avis, pero dirigida por un arquitecto musulmán, rápidamente se descubre el valioso patrimonio arquitectónico, enmarcado por el caserío blanco. En la plaza de la República, merece destacar la fuente monumental, obra del barroco rodeada por dos esculturas y con origen en los siglos XVII y VXIII. 



La fuente posee seis caños representados por cabezas y leones, conocidas como Caño de las Hechiceras, de San Antonio de los enamorados, de los Reyes, de San Pedro y San Joao. En el interior de las murallas merece la pena visitar la iglesia Matriz del siglo XVI. Alrededor del castillo se encuentra la picota, la iglesia de la Misericordia y un poco más lejos la ermita de San Benito y sus magníficas pinturas murales.

Castillo de Alandroal


Edificado entre 1294 y 1298, tuvo la firma de un arquitecto musulmán, cuyo nombre surge en una inscripción localizada en el torreón derecho de la puerta del castillo, donde se lee: "Yo, Moro Galvo". Típica fortificación gótica con puertas ojivales, varios torreones y una altiva torre de homenaje adosada a la muralla con una altura superior a 20 metros, posee en su interior dos salas de techos redondos, en su terraza se construyó, en 1774, la torre del reloj. 



 







         







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